Tras un divorcio difícil, Lucas (Mads Mikkelsen) ha
encontrado una nueva novia, un nuevo trabajo y se dispone a reconstruir su
relación con Marcus, su hijo adolescente. Pero algo va mal. Un detalle. Un
comentario inocente. Una mentira fortuita. Y mientras la nieve comienza a caer
y las luces de Navidad se iluminan, la mentira se extiende como un virus
invisible. El estupor y la desconfianza se propagan y la pequeña comunidad se
sumerge en la histeria colectiva, obligando a Lucas a luchar por salvar su vida
y su dignidad.
Encontramos en esta película danesa, que ha sido premiada
tanto en los Premios de Cine Europeo 2012 como en Cannes 2012, a un gran
protagonista central encarnado por Mads Mikkelsen, en una interpretación
contagiosa y comedida, que nos hace zambullirnos desde un principio en la
psicología de un hombre, padre de familia separado que intenta recuperar la
custodia de su hijo, que ve como su vida se destruye de la noche a la mañana
sin que pueda controlar nada de lo que pasa a su alrededor. Además de esta
virtud, es más que evidente que es una película muy bien dialogada y muy bien
contada, con una narración que lleva mano firme desde el principio al final, y
que se aleja de convencionalismos en la medida de lo posible, yendo a la
crudeza misma del asunto, y sin poner siempre todas las cartas encima de la
mesa, con unas conversaciones muchas veces desnudas y que se tornan reales con
pausas y palabras bien elegidas.
La inmersión emocional del espectador en la historia es
total desde el principio, gracias a unas muy buenas interpretaciones y el buen
hacer de la dirección, asistiendo cómplices a la impotencia del protagonista y
a lo irónico de algunas situaciones que se desarrollan. Lo extremo de la
situación que plantean, hace complicados los diálogos entre muchos de los
personajes, pero en esto casi siempre salen victoriosos los guionistas. Los
lazos entre los personajes están tan bien cimentados que parece claro que hubo un
muy buen trabajo previo de dirección de actores, como pueden atestiguar
secuencias como la que inicia la película u otras dónde tenemos a
varios personajes en juego interactuando. El uso de la cámara, alejado ya el director del
movimiento Dogma en el que profundizó en sus comienzos junto a Lars Von Trier,
es inteligente y eficaz, sin muchos aspavientos y buscando siempre el centro lógico
de la acción, volviéndose más neutral de lo que nos tenía acostumbrados. Mi
puntuación: 8 sobre 10. “La caza” se estrena este viernes 19 de abril en las
salas españolas.
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