lunes, 15 de abril de 2013

FINAL DE "LUNA, EL MISTERIO DE CALENDA"



El miércoles de la semana pasada terminó por fin el periplo de la serie de misterio protagonizada por Belén Rueda y Daniel Grao, “Luna, el misterio de Calenda” en la cadena de Antena 3. Con tan solo ocho episodios emitidos en esta segunda temporada, la cadena decidió ponerle punto y final dejando bastantes cabos sueltos y con la inconfundible certeza del que se encuentra ante un final de temporada y no ante un final de serie.

En este aspecto, no tiene ni el intento de arreglo de “El barco” sino que es en toda regla un final de temporada, no un colofón final de ficción más o menos digno. Parece que hay cosas que hay cierto intento por cerrarlas, pero realmente es como se haría en cualquier final de temporada que se precie, por lo que se vuelve a repetir la jugada de una nueva serie de misterio de Antena 3 que deja demasiados cabos sueltos. He de decir con sinceridad que esta segunda temporada me estaba gustando mucho más que la primera, incluso llegando a apreciarla en su tono y su estilo, alejándose de la estética de misterio y el jugueteo con lo sobrenatural de la primera temporada, siendo consecuentes con lo que podían ofrecer al espectador y apostando por una sólida trama de intriga policial, bañada con unas dosis de humor creciente que venían dadas por las nuevas incorporaciones: Estefanía de los Santos como la asistenta de la jueza, que hacía una especie de dúo cómico con el padre de esta segunda interpretado por Álvaro de Luna, y finalmente el actor Alberto López dando vida a Medina, una suerte de Povedilla para la comisaría de Calenda.

Durante la temporada, la relación entre Leire y Joel estaba empezando a cansar debido a ese tira y afloja en que primero uno era el que se quería separar de ella para protegerla y luego pasaba al contrario, haciendo que ya la relación se volviera repetitiva. Me ha parecido más acertado como estaban llevando la de Nacho y Vera, ya que cada vez se les complicaba más el estar juntos pero aun así buscaban estrategias y subterfugios para salir adelante, además de luchar contra la difícil compatibilidad de caracteres ya sembrados en la primera temporada. Así pues, en cuanto a las tramas románticas quedaba cimentada totalmente como una realidad la de la jueza con Raúl, la de Leire y Joel quedaba como el cliffhanger de temporada en el que Leire dejaba convertirse en hombre lobo por Joel para vivir juntos eternamente, y la de Nacho y Vera quedaba en suspense al entender Carola la relación pero ante la tajante oposición del teniente. Respecto a la trama de intriga, se resolvía la que se había sembrado esta temporada, revelándose los hechos sobrenaturales como llanas consecuencias del ocultamiento de vertidos del alcalde, y dejando como gancho la aparición de ese primer lobo ancestral del que se muestra su existencia, y que podía hipotecar la serie de haber continuado, ya que probablemente no tenían los medios para seguir yendo por ese camino. Tal vez por ello, ha sido una decisión correcta la de abortar a tiempo.

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