viernes, 7 de septiembre de 2012
1ª TEMPORADA DE "FRÁGILES"
La serie “Frágiles” ha finalizado este jueves por la noche su primera temporada, que ha constado de solamente ocho episodios de una duración media de una hora. Sin conocer noticias sobre una posible renovación para una segunda temporada o la cancelación del producto, nos metemos de lleno en el análisis de estas entregas de la producción de Isla.
(SPOILERS)
La serie nos ha dado prácticamente lo que nos prometía desde un principio, una serie hermana mayor de lo que podía ser “La Pecera de Eva”, donde los casos a tratar eran un poco más enrevesados pero a la vez más interesantes, para propiciar varios giros de guion dentro de cada capítulo, algo que de lo que no necesitaba ni se jugaba en la serie protagonizada por Alexandra Jiménez. A este parecer, he de mencionar que algún caso ha estado algo pillado por pinzas, muchas veces por la naturaleza del caso en sí. Lo que verdaderamente importa son las relaciones y psicología del personaje, por lo que se han tenido que inventar síntomas físicos como la parálisis parcial del personaje de Carlos Santos que luego revelaron una neurosífilis o la tortícolis del de Antonio Muñoz de Mesa que solo era un síntoma del estrés que le estaba produciendo el no poder decidirse entre los dos amores de su vida. Esta es una herramienta lógica por otra parte, ya que Pablo es fisioterapeuta y no psicólogo, por lo que los guionistas se ven obligados a acercar de la forma que se les ocurre el problema a nuestro protagonista. Esto ha llegado al extremo de plantearnos situaciones poco creíbles en las que por ejemplo, ante la desaparición de su hermano (interpretado por Nacho Aldeguer), uno de los personajes recurría a Pablo para buscarle.
Los casos episódicos han sido algunos más entretenidos que otros, haciendo mención a parte de este penúltimo episodio en la que se nos ha mostrado una suerte de crossover-spin off cogiendo a los tres psicólogos de “La Pecera de Eva”. Del resto de casos, yo resaltaría “El mentiroso” por tratar un tema tan actual e integrarlo tan bien en la enfermedad además de propinar varios efectivos giros de guion; y también el centrado en el personaje de Antonia San Juan, que nos ofrece una interpretación de la actriz muy alejada al personaje de “La que se avecina” y el tratamiento de un conflicto muy universal. En cuanto a las tramas horizontales, se ha jugado un poco a la telenovela con el triángulo amoroso entre Teresa (Elia Galera), José (Fran Nortes) y Pablo, resolviéndose este segundo como un antagonista perturbado que oscila entre el dolor y la culpa más humanas hasta las acciones moralmente más reprobables por reconquistar a su amada. La relación más entrañable ha pivotado en Lola (Ruth Nuñez), una chica con Síndrome de Asperger obligada a salir al mundo real y enfrentarse a un primer amor (Karim El-Kerem), un fisioterapeuta que se convierte en su amigo (Santi Millán), y que ponen la relación con su madre (Luisa Martín) patas arriba. A nivel interpretativo me ha sucedido un fenómeno extraño en el que en un principio Santi Millán me sorprendió gratamente haciendo a un Pablo muy creíble y con matices, alejado de la sobreactuación propia de él, pero poco a poco he ido notando sus carencias evidenciando un limitado campo de recursos que supongo que son más visibles al ser el protagonista indiscutible. Me ha sucedido al contrario con Ruth Nuñez, cuyo timbre de voz y forma de gesticular me irritaba en un principio pero que poco a poco se ha ido revelando como la forma efectiva de dar vida a este personaje tan conflictivo consigo mismo, con esa economía gestual y tonal que propicia que cualquier cambio en estos dos elementos produzcan la emoción en el espectador.
Este último episodio deja en alto varias tramas de largo recorrido, amorosas en casi todos los aspectos, en las que Pablo se lanza a la piscina y por fin besa a Teresa, justo en el momento en que Ana (Sandra Ferrús) está siendo trasladada a una residencia y abre los ojos. Parece que así están abiertas las puertas a una segunda temporada donde el triángulo amoroso ya no sería tanto José-Teresa-Pablo sino Teresa-Pablo-Ana, y sería interesante ver qué papel tomaría Pilar (Norma Ruíz) ante esta situación. Esta continuación pasaría también por seguir apostando por casos episódicos cimentados en buenas historias y buenas interpretaciones, base del buen hacer de la primera temporada, que contó con cameos como los de Blanca Portillo, Diego Martín o Antonia San Juan. ¿Os gustaría ver una segunda temporada de “Frágiles”?
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