miércoles, 25 de julio de 2012

SYMPATHY FOR DELICIOUS


Un DJ que está paralizado de cintura para abajo y que malvive en las calles de Los Ángeles descubre un día que posee la extraordinaria y milagrosa facultad de curar a los demás, aunque no a sí mismo. A pesar de ello, estaría dispuesto a renunciar a ese don a cambio de alcanzar la fama en el mundo de la música.

El film plantea interesantes cuestiones bajo el formato, digámoslo así, indie independiente, pero que sí te paras a pensarlo para para mucho tema de discusión. Imaginémonos que de repente Dios, o quién fuese, nos concediera un don que nos permite sanar a la gente, pero no nos lo permite con nosotros mismos sabiendo que llevas postrado toda la vida o parte de ella en una silla de ruedas. Ahí ya ha un conflicto que nos sitúa al protagonista ante un don ciertamente agridulce y con bastante mala baba. Este dilema se acrecienta cuando ante tal don lo que se espera de ti es que dediques toda tu vida a la misión de sanar a gente que lo necesita. En principio parece una decisión lógica y humanitaria. Pero, ¿qué sería de ti? ¿Dónde quedarían tus sueños? ¿Tus anhelos y tus necesidades? Las necesidades de nuestro protagonista son las de ser un reconocido Dj, algo que se le está negando por lo que aparentemente se le ha vendido como un don. Ciertamente es una película irregular en la que a veces parece que la historia pierde el norte y se queda vacía y un poco extravagante, pero tiene momentos de lucidez muy oportuna, tal vez como las religiones y el mundo de las creencias en general. Tal vez la clave es que este es un conflicto que lógicamente no le puede pasar a nadie, aunque puede tener un poco más de intensidad en el espectador si se lo lleva a situaciones más generales y humanas pero que parten del mismo conflicto universal.

Como sucede en la película de Woody Allen “Zelig”, a la que para que quede constancia, ni siquiera se la acerca en calidad, aquí también todo este entramado tan estrambótico que se suscita alrededor del hombre milagro se convierte en puro espectáculo, en una farsa de la que todo el mundo intenta sacar beneficio. Aquí la película se vuelve mucho más loca pero inquietantemente absorbente. Intenta demostrar de una forma que oscila entre la comedia y el drama amargo cómo todos los elementos de esta sociedad están de alguna forma en venta, y como se prostituyen cosas que en principio deberían ser sagradas. En esta película dirigida por el actor Mark Ruffalo y escrita por el también protagonista de la cinta Christopher Thornton encontramos también en el reparto, además de a Ruffalo interpretando al reverendo que guiará al DJ en su camino espiritual, a Orlando Bloom como el vocalista excéntrico de un grupo en el que anhela entrar nuestro protagonista, a la incombustible Juliette Lewis como otra de las chicas que forman el grupo, y finalmente a la oscarizada Laura Linney como la manager de esta peculiar banda. Tanto Lewis como Ruffalo se encuentran tremendamente cómodos en sus papeles, sin embargo, nos choca algo ver a Orlando Bloom en tal empresa, aunque se agradece el intento. Por tanto, curiosa película que aunque no es notable, contiene ciertos elementos que considero que deben ser resaltados.

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