Esta producción realizada por Cuatro, pero emitida por Telecinco por primera vez hace 15 días gracias a la fusión de estas dos cadenas, nos plantea una situación novedosa en cuanto a la ficción nacional a la que estamos acostumbrados. La historia trata sobre una chica adolescente llamada Valeria a la que se le anuncia que es un “ángel” y que tiene una serie de poderes que surgirán cuando los necesite, y este momento llegará cuando tenga que combatir con las fuerzas del mal por el alma de una persona.
Esta trama fantástica aparentemente tan sencilla es la que guiará la temporada de esta serie, una serie que no está dirigida al público adolescente a pesar de que a priori pueda parecer que tiene ciertos aires a “Crepúsculo”. La protagonista está interpretada por Aura Garrido, actriz emergente que ha sufrido un gran crecimiento como artista desde que salió a la palestra (está nominada al Goya a actriz revelación por “Planes para mañana”) y que hace un trabajo más que aceptable. En el bando oscuro tenemos a una peculiar familia integrada por: una niña pequeña que tiene más de 500 años (a su favor está la elección de una actriz nada infantil ni insoportable, sino inquietante y fría, a la que se le ha doblado la voz porque la de la actriz original resultaba demasiado dulce); un hombre joven con cierto aire francés que hace gala de una elegancia refinada y una capacidad de manipulación importante (Jorge Suquet, que me pareció muy titubeante en la primera entrega pero que en esta segunda parece entrar muy bien en el juego del personaje); una joven impulsiva, salvaje y con aires góticos (sorprendentemente bien interpretada por Carla Nieto) y una mujer malévola y pérfida pero algo reprimida por las órdenes de su superior (Mar Saura). En el lado del bien tenemos a Nathael, el ángel instructor de Valeria, que está interpretado por Manu Fulloa, que parece estar acostumbrándose a papeles muy supraterrenales (Satán en “Los hombres de Paco”). Por otro lado tenemos al elemento romántico de la intriga, en el personaje de Damián, que es el chico que parece sentir algo por Valeria pero que parece estar alistado en el lado oscuro y al que se le ha encargado que posea el alma de la chica (Jaime Olías, un actor con unas características muy similares al Robert Pattinson de “Crepúsculo”). En esta trama el uso de efectos especiales es necesariamente obligatorio, y el tratamiento con una estética algo gótica y oscura da cierto aire fresco, pero tienen el acierto de no abusar ni de esto ni de los efectos especiales, que son puntuales, y funcionan correctamente y sin estridencias.
La serie, según está planteada, tratará de casos autoconclusivos en cada capítulo, la lucha entre el bien y el mal por un alma terrenal. Tratamos pues con una serie procedimental pero con muchas excepciones, ya que como serie procedimental se entiende por productos policiales dónde en cada capítulo se investiga un caso criminal qué se resuelve en esa misma entrega, en esto sucede lo mismo pero en este caso es la lucha que se saldará hacia uno u otro bando. Esta forma de desarrollarla, me recuerda más a otro producto distinto e innovador (a pesar de ser una adaptación) que emitió Cuatro hace tiempo y que no es otra que “Los simuladores”, dónde un grupo preparado de gente con ciertas dotes de improvisación ayudaban a una persona con un determinado apuro haciéndose pasar por gente de muy distinta índole. Tengo curiosidad por ver cómo puede funcionar esta fórmula que utiliza “Ángel o demonio” en cuanto las fuerzas de los dos bandos empiecen a estar equiparadas, y cada uno utilice distintas estrategias para intentar atraer esa alma a su banda, para que triunfe o bien el mal o el bien en su personalidad. De momento el primer capítulo se centró en presentar personajes y trama, y en este segundo la voz cantante la ha llevado el lado satánico, pero veremos cómo se desenvuelven cuando Valeria empiece a ser consciente de que necesita elaborar estrategias para contrarrestar a sus enemigos.
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