Uno de los directores de la corriente considerada como Nuevo Cine
Español en los años sesenta es sometido a un análisis de su trayectoria y
su vida actual. Basilio Martín Patino lleva muchos años alejado del
mundo del cine tanto por su avanzada edad como por la época en la que
trabajaba en el medio.
La cineasta Virginia García del Pino
afronta su primer documental como directora, siguiendo la vida de este
hombre durante varios meses e intentando recuperar todos los documentos y
momentos de su carrera cinematográfica. El trabajo de búsqueda de
material en filmotecas y archivos, así como la necesidad de aparatos en
los que poder visionarlo abarca una buena parte del recorrido del film.
El propio protagonista de la cinta se extraña de que le quieran hacer un
documental sobre su persona cuando lleva tanto tiempo desvinculado del
mundo profesional y da mucha importancia a todos sus coetáneos que
acompañaron a aquel soplo de aire fresco de la historia del cine
español. La intención de la realizadora es conseguir mediante un
homenaje y una recuperación de la obra de Martín Patino que sea
reconocido como uno de los autores importantes que se arriesgó
franqueando a la censura y al régimen en sus años. El propio título ya
encauza la intención hacia la que fue su primera película, “Nueve cartas
a Berta”, la cual obtuvo la Concha de Plata en el Festival de San
Sebastián de 1966. Y desde ahí continúa hasta su triología documental
“Canciones para después de una guerra”, “Queridísimos verdugos” y
“Caudillo”, todos ellos estrenados después del final del Franquismo
porque se hicieron sin permiso en la clandestinidad y sin posibilidad de
difusión.
En el transcurso del rodaje se va notando un aspecto
con el que seguramente la directora no contaba a la hora de hacer su
documental, es la manera en que la vejez y el olvido van ganando terreno
en las personas al llegar a cierta edad. Basilio Martín Patino ya no
recuerda muchas cosas de sus años de cineasta, revisando sus notas y
archivos de documentos no tiene memoria de haber escrito todo lo que
allí está pese a identificar su letra. Entre todos los libros de su
biblioteca personal se pasa días buscando alguno pero no lo consigue
localizar. No está seguro de dónde tiene guardados los premios que
recibió a lo largo de su carrera, incluso él mismo se asombra al ir a
visitar las oficinas de la que era su productora de cine. Resulta duro
incluso desde él mismo ser consciente de ese deterioro de la memoria, lo
cual refuerza la idea de desconocimiento que pueden tener las nuevas
generaciones de profesionales hacia esta figura. “Basilio Martín Patino.
La décima carta” se estrenó el día 4 de diciembre en circuitos
reducidos.
Crítica de Sergio Cardete.
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