lunes, 30 de septiembre de 2013

PRIMERAS IMPRESIONES DE "VIVE CANTANDO"



“Vive cantando” ha aterrizado con buen pie en las noches del martes en Antena 3, siendo una de las primeras ficciones de la temporada que ya podemos decir que se ha afianzado con estabilidad en la parrilla, cumpliendo así un nicho en el que antaño solía sobresalir Telecinco, pero que esta vez la cadena de Atresmedia parece que ha conseguido dar en el clavo.

Se trata ésta de una serie cercana, que parece que ha conectado con el público por su sencillez y por las tramas reconocibles de siempre, pero con un buen hacer en la realización y en algunos casos en sus interpretaciones que hacen que haya calado en la audiencia. La serie dirigida por Miguel Albadalejo plantea conflictos muy universales que en ocasiones están muy forzados (el ejemplo más claro le hemos tenido en el último episodio, donde descubríamos que Juanjo tenía una hija y un nieto que no querían ni verle, y para añadir más leña intensidad justo daba la casualidad que en el momento que conocemos de su existencia están a punto de volar al extranjero). La pareja de socios protagonista, interpretada por José Luis García Pérez dando vida a un hombre arisco pero con buen fondo, y Gorka Otxoa como el típico buenazo con pájaros en la cabeza que es el que inoculará todo tipo de ideas descabelladas a su compañero, es de lo que mejor funciona en la serie. Así también lo hace el núcleo familiar creado, formado por un abuelo cascarrabias que acaba de perder a su hija preferida (Manuel Galiana), una hija descarriada que acaba de volver para hacerse cargo de las hijas de su hermana (María Castro), una adolescente algo rebelde que está enamorada del malote de turno (Ana Mena) y el hermano pequeño y desenfadado que añora a su madre (Daniel Avilés). El punto emotivo suele venir a cargo de este entramado familiar.

El elemento karaoke, un distintivo particular, que aunque no hace que la serie sea propiamente un musical, sí que la tenemos muy presente en cada capítulo, haciendo de leitmotiv de lo que se nos cuenta en ese episodio. Complementa así mismo, a la narración en voz en off que nos encontramos al principio y al final, otro de los sellos distintivos de la ficción. Se me queda un poco floja toda la parte que tiene que ver con los vecinos y con el bar, una ampliación del universo de la serie necesaria para llegar a los setenta y cinco minutos tipo de toda ficción patria para que les salga rentable producirla. Aunque tiene mucho que ver con el proceso de identificación de la serie –el cliente inamovible de todo bar, el bar como tal, la vecina cotilla que no para de malmeter, el político que maneja los hilos desde la sombra-, parece que va a costarles encontrar tramas originales para estos personajes a excepción del matrimonio del bar, que ya se ha explotado en tono de dramedia una ruptura y posterior reconciliación. El elemento de tensión sexual no resuelta corre a cargo de los dos socios del karaoke, en el caso de Juanjo y Trini de una forma más convencional, en el caso de Sergio y la camarera de una forma más entrañable, y en el caso de los adolescentes interpretados por Sandra Blázquez y Víctor Sevilla con un tono más moderno. Veremos si este proceso de identificación se convierte en algo más para darnos un producto novedoso o solo se queda en un dramedia que cumple su cometido y sabe llegar a casi todas las franjas de edades al estilo “Los Serrano”.

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