Años después de su divorcio, el veterano novelista Bill
Borgens (Greg Kinnear) sigue obsesionado con su exmujer, Erica (Jennifer
Connelly), quien le abandonó por otro hombre. A pesar de los esfuerzos de su
vecina con derecho a roce, Tricia (Kristen Bell), él sólo tiene ojos para su
“ex”. Bill descubrirá que Samantha (Lily Collins), su hija universitaria, acaba
de lanzar su primera novela cuando él hace tiempo que no consigue publicar. Por
su parte, su hermano adolescente, Rusty (Nat Wolff) intenta encontrar su propia
personalidad como escritor de ficción y también como inesperado novio de una
chica de ensueño con inquietantes problemas.
A modo de anécdota, es de nuevo necesario resaltar el espectacular
cambio de título, pasando de un escueto y directo “Writers (Stuck in love)” en
su versión original a “Un invierno en la playa”, en otrO de los geniales giros a
la hora de traducir de las productoras españolas. Dejando a un lado a esto, nos
encontramos aquí en una historia generacional, de primeros amores y de segundas
oportunidades. a través de una mirada fresca muy al estilo de la reciente
“Crazy, stupid, love”, con el chisposo Greg Kinnear en el papel del escritor
madurito que se ha quedado anclado en su vida del pasado, y a la siempre increíble
Jennifer Connelly, que en este caso no tiene muchas escenas en las que lucirse.
Al contrario de lo que parecería en un principio, el eje del relato se
encuentra los dos hijos de la pareja, cada uno dibujando un arco de
transformación opuesto al otro, teniendo a los personajes adultos como
secundarios de lujo, que eso sí, tienen su propia historia.
En cuanto al apartado interpretativo debo resaltar el
trabajo de la actriz Lily Collins, perfecta en su papel de adolescente cínica
que se sitúa por encima de la gente, solo para tener experiencias, no para involucrarse
ante el temor de que le hagan daño. Además, su parecido físico con Jennifer
Connelly, es todo un acierto ya que nos hace más efecto ver como madre e hija
perpetúan la situación de incomunicación hasta extremos muy dolorosos. El
equilibrio entre la comedia y el drama es perfecto, y los personajes son algo
atípicos pero nunca llegan a estar sobreactuados: el paradigma de esto es la
actuación de Greg Kinnear. Una banda sonora bien escogida, baña agradablemente
ciertos momentos de la narración, dando mucha importancia a las palabras y a la
música, tal como lo hace la mayoría de los personajes que se nos dibujan en
esta historia. Mi puntuación: 7,5 sobre 10. “Un invierno en la playa” se
estrena hoy viernes en las salas de toda España.
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