Jojo tiene unos diez años y vive con su padre, quien por su
trabajo está frecuentemente ausente. Según Jojo, su madre –cantante country–
está de gira. Su padre no parece pasar por su mejor momento y Jojo oscila entre
una independencia cotidiana adelantada y la necesidad de contención. A veces
están las canciones de su madre, y a veces los triunfos en waterpolo en el
colegio. Y una compañerita que hace globos de chicle. Además, Jojo encuentra un
pichón de grajilla y lo adopta.
Es esta una película breve e intimista, que tiene un objetivo
concreto y no se anda con dispersiones de ningún tipo. El protagonista absoluto
del relato es Jojo, y así se cuenta la historia de este joven holandés. El niño protagonista (Rick
Lens) transmite verdad desde una naturalidad pasmosa, desde la singularidad que
te da el haberte enfrentado por primera vez a una cámara. Jojo busca el afecto
que desde la muerte de su madre parecer haber perdido por completo en una
compañera de waterpolo y en un grajo, el afecto que un padre encerrado en sí
mismo por su dolor le niega sistemáticamente, incapaz de asumir la muerte de su
mujer. Esta es la historia de superación desde el prisma infantil de un niño,
de un héroe.
En la historia nos encontramos pues muy pocos personajes,
apenas tenemos al niño protagonista, a su padre que hace las veces de
antagonista en el relato, y sus apoyos que son en distinto grado la compañera
de waterpolo y la madre, que aunque es un personaje inexistente, para la vida
de Jojo es un motor importante ya que la tiene siempre presente. También hace
bien a la película una suave y bien elegida banda sonora, que se despliega en
momentos puntuales a lo largo de la narración, dando énfasis en los momentos en
que Jojo pasa por momentos cruciales de su búsqueda de identidad para superar
la muerte de su madre. Mi puntuación: 6,5 sobre 10. “Kauwboy” se estrena hoy
viernes 17 de mayo en las salas españolas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario