viernes, 28 de septiembre de 2012

EL ARTISTA Y LA MODELO


Verano de 1943. En un lugar de la Francia ocupada, no lejos de la frontera española, vive retirado un viejo y famoso escultor que se siente hastiado de la vida y de la locura de los hombres. Ya nada es capaz de animarle, de servirle de estímulo. Sin embargo, con la llegada de una joven española que se ha fugado de un campo de refugiados y que le servirá de musa, renace en él el deseo de volver a trabajar y esculpir su última obra.

Fernando Trueba vuelve a dar cuenta de su versatilidad, esta vez con un drama romántico, que no un romance dramático. Continúa esta la que parece ser la moda ahora en el cine de apostar por películas en blanco y negro, teniendo en cuenta que se ha estrenado también este verano la “Blancanieves” de Maribel Verdú. El artista y la modelo: Jean Rochefort y Aida Folch. Estos son los protagonistas absolutos, y la relación sinérgica que se traza entre ellos es la base argumental que nos ofrece. Con interpretaciones íntimas y desprendidas, consiguen llegar a veces a momentos mágicos, pero también tiene ratos que se estancan un poco, tal y como sucede con la obra de un artista. Él le enseña a ella como mirar el arte, pero al final es ella quién acaba enseñándole a él la forma de mirar la naturaleza y la realidad. A raíz de todo esto, hay que decir que los desnudos de Aida Folch están tratados con mucho naturalismo, sin dejarse llevar por los semidesnudos de anuncio antinaturales pero tampoco por el feísmo de lo vulgar; así mismo, el blanco y negro favorece la apreciación de figuras y volúmenes tanto de la figura como en el atrezzo que entra en juego. Cierran el reparto Claudia Cardinale, dando vida a la mujer del artista francés, y Chus Lampreave, que ejerce de alivio cómico, funcionando en ciertos momentos pero que no se entiende muy bien si casa con el espíritu de la propuesta.

Esta película no es que sea minoritaria o reduccionista, pero tiene cierta esencia especial para un destinatario concreto, que no es otro que todas las personas que han sentido alguna vez el impulso o la necesidad de crear. En boca de los dos protagonistas, se ponen sobre la mesa de forma pausada y progresiva temas propios del artista como las ideas, la forma de llegar a ellas, las necesidades de este o sus miedos con los que tiene que lidiar día a día; todo esto también bajo el frontón de una inocente joven que huye de la guerra. Esto, nos devuelve escenas mágicas como la del dibujo de Rembrandt. En la película late sin duda el espíritu de Renoir, en la manera de mirar a los seres humanos: además de la cuestión idiomática, ya que la película está rodada casi enteramente en francés, excepto algunos momentos en los que los personajes hablan íntimamente en español. También resulta curioso que prácticamente la narración carece de música, por lo cual tenemos diálogos prácticamente desnudos que se despojan de todo artificio. Sin duda, un ejercicio artístico el de Trueba, que dedica su obra a su hermano escultor y también a todos los artistas. Me quedo con una frase de este en rueda de prensa: “La libertad del artista a veces la tienes, a veces la negocias, a veces la robas y otras veces la coges por la puerta de atrás”. “El artista y la modelo” se estrena hoy. Mi puntuación: 7 sobre 10.

Aquí, la galería del photocall:
PHOTOCALL "EL ARTISTA Y LA MODELO"

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