miércoles, 23 de mayo de 2012

FINAL DE "HOUSE M.D."


La pasada madrugada del lunes se puso punto y final a una de las mejores series americanas de esta década, con un último episodio dónde se intentaba cerrar a un personaje, no a una serie ni a un grupo de personajes, lo que habría sido tarea casi imposible. Con el capítulo “Cuerpo y alma” dónde Wilson revelaba que tenía cáncer, se nos mostraba por dónde irían los tiros del principio del fin. Desde este capítulo, las historias del equipo de diagnóstico se separaron de la trama principal, que no era otra que la de House-Wilson, haciendo que la historia médica quedara claramente relegada y perdiera prácticamente todo el interés del espectador, lo que habla de la importancia y relevancia del gran protagonista de la serie interpretado por Hugh Laurie.  En estos episodios, se juega un poco a la telenovela, creando grandes eventos en las vidas de nuestros protagonistas (aunque sin llegar a la desmesura), algo lógico al tratarse de un cierre, para darle más épica y propiciar más emotividad a la hora de abordar los últimos coletazos.

Sin embargo, según avanzábamos hacia el irrevocable final, se me planteaba una duda: ¿Tal vez hubiera sido mejor volcar el conflicto más en la persona de House en vez de apostar por el cáncer de su único amigo? La estrategia de cosificarlo en Wilson para ver cómo reaccionaba o como gestionaba este problema Greg me parecía muy inteligente en un principio, pero según nos acercábamos al final me daba la sensación de que se estaban desperdiciando balas de poner a nuestro cínico doctor en una posición más límite. Sin embargo, en los dos últimos capítulos el conflicto vira definitivamente en la personalidad de House y logra cerrar circularmente su personaje, verbalizándolo este mismo con estas palabras: “¡La vida es dolor! Cada vez que me levanto por la mañana, me duele. Voy a trabajar con dolor. ¿Sabes cuántas veces quise rendirme?”. Así nos hace entender todo ese conflicto interior que ha arrastrado durante todo su viaje emocional en serie, y por qué en estos últimos capítulo se siente tan traicionado por Wilson, siendo incapaz de aceptar con resignación su muerte. Lo que intenta evitar el personaje de Wilson (Robert Sean Leonard) al final acaba sucediendo en la ficción: “Esta vez la cosa no va sobre ti. Mi muerte va sobre mí”. Sin embargo, es todo lo contrario.

Por ello, los guionistas se las ingenian para llegar a una situación crítica en el último episodio: Wilson va a morir en seis meses y House debe pasar cinco en la cárcel porque le han revocado la condicional. A partir de aquí, se buscan una forma original de, por un lado intentar recuperar todos los personajes del pasado posibles, y por el otro, dar un cierre al personaje. Este intento queda aceptable pero no notable, nostálgico pero no inteligente. El capítulo es irregular, y desde que entendemos que está debatiendo si suicidarse o no, la narración entra en un gran periodo dónde nada avanza, y parece que nos vamos a quedar con ganas de ver cosas. Hay cierto regusto al premiado capítulo de la primera temporada “Tres historias”, pero parece dirigirse bajo la batuta de mostrar personajes recuperados para el capítulo. Si hay que decir que es grandiosa la aparición de Zorra Implacable (Anne Dudek), y agradables las vueltas de personajes como Kutner (Kal Penn), Cameron (Jennifer Morrison) y Masters (Amber Tamblyn). El caso de su ex mujer  es excepcional, ya que está claro de que de haber aceptado volver Lisa Edelstein, ese papel le habría correspondido a Lisa Cuddy en vez de a ella, por lo que queda un poco insulsa e irrelevante. Se echa de menos que hubieran profundizado más en el regreso de Trece (Olivia Wilde) pero francamente había que apostar por una temática, y esta fue el cáncer inminente de Wilson. Los minutos finales y el consiguiente desenlace es un claro guiño a la saga de Sherlock Holmes (además de al funeral de Charlie Harper en “Dos hombres y medio”), haciendo un paralelismo que se ha mantenido durante todo el tratamiento de nuestro personaje y de la relación que tiene con Wilson, fingiendo ante el mundo y ante este último su muerte, para luego resucitar: destruye su vida para estar con su único amigo.  Con todo esto, en este último capítulo echo de menos alguna imagen realmente memorable lejos de las apariciones estelares, o bien alguna frase lapidaria que nos pudiera haber dejado como testamento nuestro querido y ahora finito Greg. Siempre es difícil dar un final con tantos episodios a tus espaldas: Un final apropiado pero no impactante ni inteligente.



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