lunes, 28 de noviembre de 2011

SI NO NOSOTROS, ¿QUIÉN?


Alemania, principios de los años sesenta. El joven Bernward Vesper (August Diehl), que aspira a ser escritor, intenta, al mismo tiempo, probar la inocencia de su padre, el poeta Will Vesper, acusado de simpatizar con el nazismo. Mientras tanto, Bernward conoce a Gudrun (Lena Lauzemis) y a su amiga Dörte (Vicky Krieps) y surge entre ellos un "menage à trois" sin futuro, porque Bernward y Gudrun están enamorados. Su historia de amor está llena de placeres, dolores y excesos. Pero, al cambiar radicalmente la situación de Alemania, ambos deciden participar activamente en la historia de su país.

Un material con sello de documental se transforma en un drama bañado por el contexto histórico alemán de la década de los 60 y de los 70. Dos jóvenes se erigen como protagonistas de su propia historia y de la historia de la Alemania de la época; Bernaward y Gudrun vivirán una historia de amor y de búsqueda de identidad; y la vivirán sufriendo, amando, odiando, decidiendo, luchando… el film es un alegato de vida, de probar, de intentar y de luchar por hacer cosas, por equivocarse y volverse a equivocar. El título “Si no nosotros, ¿quién?” es perfecto ejemplo de la esencia y del significado de lo que nos quiere transmitir el director. Este relato de ficción está salpicado por pequeños clips de material histórico real, utilizando una música que intenta descontextualizar un poco el clima de tensión y violencia, dándole un poco de distancia y jugando con la ironía, tal como lo hace también en ese aspecto la serie “Dexter”. El montaje es lógico y ameno, sin estridencias ni ínfulas de artista que intentan darle un aire más documentalista al material cinematográfico.

Los dos personajes principales están excelentemente encarnados por August Diehl y Lena Lauzemis, haciendo gala de unas interpretaciones arriesgadas y con un gran arco de transformación, sobretodo en el caso masculino. Hay dos puntos de inflexión bien delimitados en el film, el inicio de la convivencia entre estos dos personajes, dando el pistoletazo de inicio de una vida de desenfreno, pasión y lucha; y el cambio en la mentalidad y en la actitud de Gudrun, haciéndose más activa y entrando a formar parte de una sección más violenta de la lucha, involucrándose con Andreas Baader (Alexander Fehling) en una relación todavía más tormentosa y agitada. Toda esta mezcla de conflictos, relaciones y pasiones crea el cóctel dramático del film, que se mantiene bastante constante en cuanto a su narración, pero que quizás podría haberse reducido un poco en aras de una mayor concisión y simplicidad narrativa. El film se alarga demasiado en una trama personal que ya se define perfectamente desde el primer momento, y la degradación de la relación de los protagonistas y principalmente la del estado mental de Bernward, se alarga demasiado y acaba haciéndose algo reiterativo. La película se estrenó este pasado viernes 25 de noviembre.

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