lunes, 4 de abril de 2011

LA LEGIÓN DEL ÁGUILA


En el siglo II d.C. un legionario romano (Channing Tatum) y su esclavo celta Esca al que éste ha rescatado de una pelea a muerte (Jamie Bell) emprenden la búsqueda de la Legión Novena, que desapareció veinte años antes en alguna parte del Norte de Escocia, y a cuyo frente se encontraba un general que resulta ser el padre del legionario en cuestión. Está dirigida por Kevin McDonald, director entre otras de las alabadas "La sombra del poder" o "El último rey de Escocia".

Fuerte y potente película de ámbito épico que mezcla parte de aventura con apabullantes y violentas escenas de acción, contextualizado esto en el mundo del Imperio Romano y con unos personajes que se guían por los férreos valores de la camaradería, el honor  y la disciplina. El espectáculo que se nos presenta como tal es más que digno, aunque el conflicto es más bien sencillo y la premisa de la que parte es tan elemental como el dignificar el apellido de la familia. El peso narrativo recae en dos personajes jóvenes y de fuerte complexión, y que son un legionario romano y un esclavo, que pronto les unirán grandes lazos de compromiso y de amistad, fuera de la nacionalidad que detentan y de las convenciones sociales que unen estos dos rangos de la pirámide ciudadana. En una aventura en busca del valioso estandarte perdido hace tiempo, que es metáfora del honor y la responsabilidad perdida por su padre y que intentan restablecer al emprender esa búsqueda, asistimos a un viaje lleno de microaventuras tanto de conflictos externos como de la relación entre los dos jóvenes, en el que el cineasta sí tiene buen pulso en trasladar la sensación al espectador de que en cualquier momento pueden ser atrapados, y viendo el salvajismo con el que trata algunas escenas (batallas, ejecuciones y luchas) la tensión se acrecenta viendo el fatídico final al que se están abocando. No faltan los convencionalismos y los clichés de este género de películas: batallas en los que solo sobreviven los protagonistas más un par de extras para pasar el corte, diálogos entre los protagonistas que albergan una camaradería fuera de todo pensamiento racional en la situación en las que se encuentran, o personajes muy confiados que les hacen más fácil un camino en principio enormemente arduo…

A los dos personajes protagonistas, que además de marcar músculos desarrollan un trabajo más o menos pasable, ya que los personajes que encarnan no permite mucho lucimiento (la base dramática está en las batallas, los efectos especiales y el devenir de la aventura que llevan a cabo), tenemos un par de colaboraciones que dotan de un punto algo más favorable al film del que tendrían si no estuvieran en la película. Estamos hablando de la interpretación del veterano Donald Sutherland como el recién descubierto tío del protagonista, y que funciona más que nada como nexo unión para que el film avance, rescatando a su sobrino de una batalla de la que sale herido, y haciendo que conozca al que más tarde será su fiel y controvertido esclavo; sin embargo, Sutherland nos deja un par de perlas en forma a veces de un leve gesto y otras de alguna frase con mucha intención. Por otro lado tenemos la aparición como miembro de la legión romana perdida a Mark Strong (colaborador típico del cineasta Guy Ritchie, “Rockanrolla”, “Sherlock Holmes” o “Revolver”), en un personaje mucho más desaliñado, sucio y comprometido que al que nos suele tener acostumbrado su presencia pulcra y refinada. Uno de los puntos a favor del film es que evitan en la medida de lo posible el maniqueísmo, ya que ni los romanos son tan malos ni las tribus son el pueblo totalmente sometido, ya que aunque la situación viene causada por las ansias de expansión de Roma, los comportamientos tanto de uno como de otros son brutales, y además tampoco se justifican las acciones del protagonista más que por la lucha del honor, una especie de broma interna de la película que define su narración y su espíritu.

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